viernes, 30 de noviembre de 2018

Tema 5: El diseño curricular básico. El debate piramidal y las competencias clave


Uno de los elementos utilizados en estas clases de manera constante es el debate piramidal y el trabajo en equipo, sea este pequeño o grande. Y si bien casi todos hemos trabajado en grupo en nuestra vida, no siempre lo hemos hecho en debate piramidal. No obstante, este constituye un método eficaz para que el alumnado trabaje de manera conjunta y aúne esfuerzos, en especial cuando la tarea conlleva el análisis de grandes partes de documentos oficiales, como en el caso del análisis de la organización curricular en ESO y FP.

No resulta extraño trabajar de esta manera una vez que uno se acostumbra a la dinámica, lo que facilita que cada vez que se pone en práctica, el tiempo que tarda un grupo en organizarse es cada vez menor. Asimismo, involucra, como en el caso del uso de Kahoot, el hecho de hacer concesiones y llegar a acuerdos sobre la versión final de una respuesta o análisis. Mediante el uso del debate piramidal se hace un ejercicio de análisis individual o en parejas, que luego se resume para ponerse en común con otra pareja y posteriormente se comenta con otro grupo de cuatro miembros para finalizar en un debate del gran grupo. Asimismo, surge la presencia de un representante del grupo que se encarga de transmitir las ideas y cuyo rol suele cumplir siempre la misma persona. En el caso de dar contenido más bien teórico como en el caso de estas sesiones, dividir las tareas resulta fundamental para que el alumnado participe de manera activa y se cubran diversas partes de un tema. Asimismo, esta información posteriormente se comparte a través de un documento de Google o de una presentación realizada con una herramienta multimedia.

Si trasvasamos esta dinámica a un aula con estudiantes de la Escuela de Idiomas y de la ESO, vemos que en una se suele aplicar este método con más frecuencia que en la otra. Como estudiante de la Escuela de Idiomas, resulta habitual que se debata en un estilo muy similar al visto en clase. No obstante, en mis años previos como estudiante de secundaria, el debate prácticamente no tenía lugar sin importar el nivel en el que me hallase. No obstante, si queremos que el alumnado ejercite su ciudadanía activa, tal y como recomendaba el Parlamento Europeo y el Consejo en el año 2006, resulta contradictorio que esta dinámica no se aplique en la fase crucial en la que un individuo empieza a formar parte de la realidad social que le rodea.

Uno de los primeros contenidos tratados mediante el debate piramidal ha sido el de los cuatro elementos imprescindibles que debe contener una programación. Reducir la clasificación a cuatro fue una tarea que demostró que prácticamente todos los elementos son de vital importancia. Los contenidos por su naturaleza epistemológica, la evaluación por la necesidad de ofrecer una retroalimentación al alumnado de manera continua, el contexto por la información del entorno que se otorga al docente a la hora de diseñar una actividad o tarea, la metodología que se va a seguir y los objetivos marcados con el fin de tener una meta, así como los recursos con los que se cuenta, no necesariamente de tipo material. Además, un elemento que también resulta fundamental son las competencias, divididas en siete tipos y que son ineludibles en cualquier tipo de diseño curricular, ya que vienen pautadas una vez más por la mencionada Recomendacióndel Parlamento Europeo y el Consejo en 2006, que establece las competencias clave para el aprendizaje permanente.

Y es gracias a esas competencias donde el debate piramidal cobra especial relevancia, ya que incluye tanto la competencia lingüística, como la de aprender a aprender, la social y cívica, la digital, la de sentido de iniciativa y espíritu emprendedor e incluso podría incluirse la matemática y la de conciencia y expresión cultural. Todos ellos están presentes en el día a día y las actividades que las fomenten son, pues, fundamentales para su desarrollo. En ese caso, si las competencias están tan ligadas a la ciudadanía activa que tanto se busca, el diseño de las tareas debería ser acorde a esa visión y, si bien, esta está más o menos presente en algunos centros, en otros resulta prácticamente inexistente. Una búsqueda en las programaciones de algunos centros de enseñanza secundaria obligatoria al azar demuestra que todavía existe cierta reticencia a la instauración de este tipo de actividades, bien por falta de organización o de gestión de grandes grupos a nivel adolescente.

Tema 5: El diseño curricular básico. Uso de la gamificación




En numerosas ocasiones el alumnado, sin importar el nivel al que pertenezca, se ha quejado de la falta de motivación que posee para superar una asignatura o curso. Hoy en día, y gracias al acceso a internet y a las herramientas que allí podemos encontrar, es fácil encontrar aplicaciones o páginas que nos ayuden a resolver este factor motivacional. Con el propósito de diseñar clases más didácticas y entretenidas donde el juego sea un elemento crucial, se habla de la gamificación. La gamificación puede tener lugar de diversas maneras, mediante un Escape Room virtual, una búsqueda del tesoro o cualquier otra gran o pequeña actividad que se le ocurra al profesorado. Una de las herramientas quizás más conocidas en el ámbito de la enseñanza sea Kahoot, el cual hemos tenido la oportunidad de probar en clase. Mediante Kahoot, el alumnado participa en una especie de torneo donde tanto los conocimientos que se posea como el tiempo de respuesta son igual de importantes para asegurar la victoria. Permite que el alumnado participe de manera individual como en pequeños grupos de dos o tres personas.



Es destacable su uso gratuito y su diseño a la vez simple pero más atractivo que un mero formulario. Permite responder a preguntas de respuesta múltiple e incorpora, como toda gamificación, un componente de competición que genera, a su vez, que el alumnado se esfuerce por obtener la respuesta correcta. Asimismo, cabe destacar que su diseño facilita que alumnado con alguna deficiencia visual leve sea capaz de participar, ya que las respuestas son fácilmente identificables por forma y color. Asimismo, permite que el docente realice una evaluación inicial para comprobar los conocimientos previos del alumnado, ofrece retroalimentación sobre las áreas en las que se debe trabajar más, y resulta una herramienta de observación y análisis del propio comportamiento del alumnado. Por ejemplo, en el caso de trabajar en parejas, tal y como se ha realizado en clase, ambos integrantes han tenido que ponerse de acuerdo en la solución que dar en apenas unos segundos. Esto implica que se desarrollan otras áreas trasversales y competencias tales como la cooperación y la comunicación, así como el fomento del respeto por las opiniones de los demás. Demuestra que, en ocasiones, alguien puede no saber la respuesta, pero buscar ayuda de otra persona que participa en el grupo, que se pueden tener diferentes opiniones y aprender a ceder y a aceptar que a veces se pierde.
Si bien en la primera ocasión que lo probamos, la falta de experiencia con la aplicación y de conocimientos sobre la organización del sistema educativo y el diseño curricular no dio buenos resultados, una segunda partida posterior demostró que era una herramienta a la que se le podía sacar bastante provecho, ya que ofrecía la posibilidad de hacer más dinámica la clase y evitar en cierta medida el magistrocentrismo. Definitivamente, probar este tipo de herramientas desde el punto de vista del estudiante y no del docente me parece útil a la hora de diseñar cualquier tipo de actividad, ya que de esta manera se puede comprobar el grado de dificultad y la aceptación que podrá tener nuestra propuesta educativa.

Asimismo, cabe destacar el uso de otras aplicaciones más conocidas en el aula como el uso de Google docs, que permite compartir documentos con un grupo más numeroso de alumnos, el cual también puede editar y trabajar de manera colaborativa. Quizás uno de los problemas que surge con esta herramienta es el sistema de edición, que puede fallar cuando varios estudiantes trabajan al mismo tiempo en el mismo documento. No obstante, es una herramienta que, al igual que Dropbox, permite compartir archivos de manera rápida.

En resumen, cualquier tipo de innovación relacionada con el uso de las nuevas tecnologías es relevante, en especial el uso de la gamificación, que resulta ideal para cualquier tipo de proceso de enseñanza, y en especial en el caso de alumnado joven como el de la educación secundaria, más costumbrado que el docente a emplear este tipo de aplicaciones en su vida diaria. Cabría preguntarse, sin embargo, si todo el profesorado está preparado para el cambio constante en los recursos TIC, y si no sería recomendable que, de manera continua y obligatoria, el profesorado se formase en nuevas plataformas, herramientas, aplicaciones, etc., para evitar quedarse cada vez más rezagado en comparación a su alumnado.

Tema 1: La enseñanza de lenguas en el presente modelo educativo, nacional y autonómico


En lo que concierne a la educación en España, esta ha pasado por varias etapas legislativas a lo largo de la historia del país. Actualmente, la enseñanza de las lenguas extranjeras goza de un creciente prestigio otorgado por el carácter multilingüe y multiétnico de la Unión Europea, donde se buscar formar a personas que sean capaces de desarrollar una ciudadanía activa (Recomendación del Parlamento Europeo y del Consejo, 2006).

No obstante, llama la atención el tratamiento de las lenguas extranjeras de principios del siglo XX, ya que la premisa en la que se basaba la enseñanza de estas lenguas se asemeja a la actual. Por ejemplo, el prólogo de la Reforma del plan de estudios de la enseñanza secundaria obligatoria de 1900 (apud Ocaña et al.)*, identifica el conocimiento de un idioma como una “imperiosa necesidad de la vida moderna de relación de unos pueblos con otros”. Esta perspectiva no difiere demasiado de la actual recogida en el preámbulo de la LOMCE, donde se indica que una “sociedad más abierta, global y participativa demanda perfiles de ciudadanos y trabajadores, más sofisticados y diversificados” para la cual la LOMCE fomenta el ámbito del plurilingüismo. La teoría parece, a priori, apoyar la visión de una educación para una sociedad más activa, que se puede comunicar no solo entre idiomas, sino también entre culturas. No obstante, esta visión tan moderna parece reflejarse de manera pobre en su aplicación práctica en las aulas, donde rige el magistrocentrismo en la mayoría de las veces, y donde no se aprende a desarrollar las destrezas y competencias que sirvan para un aprendizaje a lo largo de la vida.

Esta situación tampoco es de extrañar dado el constante cambio en legislación educativa por la que pasa el país con cada cambio de partido político. En la actual “mejora de la calidad educativa”, se establece, por ejemplo, que la enseñanza secundaria obligatoria se divida en dos ciclos, el primero correspondiente a 1º, 2º y 3º de la ESO y el segundo, a 4º. En este segundo ciclo, el alumnado podrá decidir si seguir un itinerario de enseñanzas académicas o de enseñanzas aplicadas, denominado este último como FPB (Formación Profesional Básica). En este segundo ciclo, las lenguas extranjeras forman parte de las asignaturas troncales.

Un análisis más detallado demuestra que, al tratarse de una materia troncal, el nivel que se debe alcanzar es el mismo tanto si se opta por un itinerario como por otro. Asimismo, no se detallan los objetivos más allá de “Desenvolver habilidades lingüísticas básicas en lingua estranxeira para comunicarse de forma oral e escrita en situacións habituais e predicibles da vida cotiá e profesional.” Las lenguas extranjeras no están, pues, diseñadas para enseñarse en un marco específico, si bien el alumnado debe optar por diferentes itinerarios según su futuro académico-laboral.

Por lo tanto, surge un debate con respecto a esta nueva organización en la educación, ya que algunos se cuestionan la importancia de la Formación Profesional Básica con respecto a un itinerario más académico y, por ende, de “más prestigio”. Asimismo, deberíamos preguntarnos si el alumnado está, a esa edad, lo suficientemente informado o preparado para tomar este tipo de decisiones. Y finalmente, si este tipo de decisión realmente importa para el futuro del alumnado, ya que las diferentes etapas, y en especial el tratamiento de las lenguas extranjeras, permiten igualmente el acceso a otros niveles. Por ejemplo, un estudiante que ha cursado Formación Profesional puede acceder a la Universidad sin necesidad de pasar por el Bachillerato.

En resumen, las lenguas extranjeras han pasado a través de diferentes reformas educativas, en varias ocasiones con expresa mención a su función en la formación del alumnado de manera activa y en su desarrollo personal y profesional. No obstante, y a pesar de estos cambios, no parece haber cambios significativos a nivel práctico. Cabe preguntarse, pues, si en este clima de cambio político, estas legislaciones volverán a cambiar y, de ser así, si lo harán de manera eficaz o, si una vez más, volverá a ser meramente teórico.

*Real Decreto de 20 de julio de 1900 reformando el plan de estudios de segunda enseñanza.

Referencias:

Recomendación del Parlamento Europeo y del Consejo, de 18 de diciembre de 2006, sobre las competencias clave para el aprendizaje permanente [en línea]. Disponible en: https://eur-lex.europa.eu/legal-content/ES/TXT/?uri=celex%3A32006H0962

Ley Orgánica 8/2013, de 9 de diciembre, para la mejora de la calidad educativa [en línea]. Disponible en: https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-2013-12886

Ocaña Villuendas, Laura; López Gayarre, Alicia; Morales Gálvez, Carmen; Arrimadas Gómez, Irene; Ramírez Nueda, Eulalia. La enseñanza de las lenguas extranjeras en España. Eurydice: Estudios monográficos comparados. Secretaría General Técnica. Centro de Publicaciones. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. [en línea] Disponible en: https://sede.educacion.gob.es/publiventa/la-ensenanza-de-las-lenguas-extranjeras-en-espana/investigacion-educativa/8757