En
lo que respecta a esta parte de la materia, debemos destacar algunos
de los aspectos tratados en clase. Cabe señalar, en especial, la
diferenciación entre los diferentes tipos de lenguas, como la lengua
inicial, la segunda o la extranjera, así como conceptos relativos a
su adquisición.
Comenzamos,
pues, con la diferente clasificación de las lenguas. En primer
lugar, todos entendemos a lo que “lengua materna” se refiere. Es
aquella que aprendemos desde niños, de manera inconsciente y que
condiciona, en cierta medida, la manera en la que percibimos la
realidad. Para empezar, contamos con un grupo de elementos léxicos
que denominan objetos, gastronomía o realidades solamente presentes
en la sociedad o cultura de una lengua, como podría ser el caso del
“sushi”. Estos elementos representan realidad concretas y
moldean, así, nuestra percepción de la realidad. Por lo tanto, cada
vez que aprendemos una nueva lengua, aprendemos por consiguiente una
nueva visión del mundo. Estas nuevas lenguas pueden ser lenguas
segundas o lenguas extranjeras. Es importante hacer esta distinción,
ya que una lengua extranjera es aquella que se enseña en un
determinado entorno como es el de clase. Si tratamos con lenguas
adquiridas sin un entorno de enseñanza a través, por ejemplo, de
series, libros, etc., hablamos de una segunda lengua. Y es en este
momento en el que debemos reflexionar, entonces, acerca del nombre
que se le otorga a esa lengua que aprendemos de manera inconsciente y
que denominados normalmente como “lengua materna”. Por un lado,
si entendemos que hay segundas lenguas, sería más acertado entender
que existen “lenguas iniciales”. Por otro lado, hablar de lenguas
enseñadas por nuestras madres, puede plantear un problema ya que la
diversidad actual de entornos familiares no se refleja en esta
descripción. Por ejemplo, en el caso de contar con dos padres, no
existiría una “lengua materna” per se. Si contamos con dos
madres, ¿a cuál denominaríamos lengua materna?
Además,
esta denominación también puede presentar una problemática desde
el punto de vista sociolingüístico. En el caso de contar con dos
progenitores cuyas lenguas iniciales son diferentes, ¿a cuál
denominados la lengua inicial? ¿Tendría una más peso que la otra?
¿Serían ambas lenguas iniciales? La realidad es que una gran parte
de la población mundial convive al menos con dos lenguas, que pueden
tener la categoría de oficial o ser lenguas extranjeras o segundas
y, a nivel personal, cada individuo puede ser bilingüe o tener una
alta competencia en dos o tres lenguas, etc. De hecho, resulta
difícil medir hasta que punto podemos considerar que sabemos una
lengua, ya que en realidad nos movemos en un espectro entre la
maestría de una lengua y el reconocimiento de un idioma por su
fonética, palabras, etc. Y en este espectro también deberíamos
tener en cuenta las variantes regionales, tal y como pudimos
comprobar en clase.
A
este efecto, llevamos a cabo una actividad mediante la técnica de
Diagramas de Venn, que resultaron ser útiles para señalar de manera
visual, las características que poseían las lenguas iniciales (L1)
y las lenguas segundas o extranjeras (L2), así como las
características que tenían en común. El aspecto más reseñable
resulta, sin lugar a dudas, el método por el cual se han asimilado
las lenguas. Mientras que la L1 se adquiere de manera innata en un
entorno libre, la L2 lo hace de manera controlada, en un tiempo y
espacio dedicado a su aprendizaje. Por lo demás, ambas comparten
diversos aspectos en común como la preponderancia de la oralidad, la
construcción de mensajes con sentido y destinatario, etc.
Algunos
autores como Krashen han señalado la
posibilidad de enseñar las lenguas extranjeras de manera muy similar
a las lenguas iniciales, ya que la adquisición de ambas no es muy
diferente salvo por algunos factores. Por ello, mediante lo que tanto
él como Tracy Terrell proponen en su Natural Approach es un
estilo de aprendizaje basado en un entorno más natural, en la
emulación de situaciones parecidas a las que se vivirían en la L1.
Este enfoque es significativo ya que la tendencia actual es hacia un
aprendizaje para la vida, donde los proyectos CLIL buscan entrecruzar
la enseñanza de contenidos a través de otras lenguas y donde
también se fomenta el aprendizaje de lenguas incluyendo elementos
transversales.
Un
aspecto reseñable relacionado con el aprendizaje de las L2 es el
concepto de interlengua, "el sistema lingüístico del estudiante de una segunda lengua o lengua extranjera en cada uno de los estadios sucesivos de adquisición por los que pasa en su proceso de aprendizaje". Se trata de una
fase en la que los estudiantes cometen “errores” mientras
interiorizan las estructuras de la L2 en su esquema mental. También
se ve fuertemente influenciado por la L1, lo que plantea la pregunta:
¿La influencia de la L1 es una problemática o una ayuda? Por un
lado, la lengua inicial puede servir de modelo comparativo y en el
caso de lenguas de origen común o estructuras semejantes como es el
caso del español, el portugués, el italiano o el francés, estas
semejanzas pueden sernos de ayuda en la comprensión del
funcionamiento de la lengua o del léxico. No obstante, estas
semejanzas también pueden generar confusión y llevar a errores. Uno
de los ejemplos más simbólicos de este proceso se ve en los “falsos
amigos” embarrassed (avergonzado)-embarazada (pregnant) entre el
inglés y el español. En este debate también entra en juego la
concepción de que existen idiomas más fáciles y más difíciles.
No obstante, una vez más podríamos decir que esta facilidad o
complejidad depende de la relación de la L2 con la L1 de cada
individuo. En algunas áreas de la lengua podríamos tener más
facilidad que en otras y esto cambiaría con cada L2 que
aprendiéramos. Por ejemplo, si nuestra lengua inicial es el español,
el italiano nos puede ser más fácil de comprender que el alemán,
puesto que estableceremos relaciones de sentido entre ambas lenguas.
No obstante, el sistema verbal del inglés nos podría ser más
simple de aprender que el del francés, donde nos hace falta saber la
forma exacta para cada persona y tiempo, mientras que en inglés
eliminaríamos el factor forma excepto por la tercera persona del
singular. Podemos argumentar que no hay, pues, lenguas más fáciles
o más difíciles.
La
presencia de diferentes lenguas está muy presente en el entorno
laboral, donde coexisten lenguas de trabajo, lenguas vehiculares,
etc., donde debemos adaptarnos a las circunstancias en las que nos
hallemos. Mediante una actividad de Placemat, debatimos en clase
algunas preguntas como la siguiente: Pedro é da Coruña e traballa
no Zara de Marineda City. Aprendeu a falar en castelán. Que lingua
falará cun cliente que lle fale en galego? E cun cliente que lle
fale inglés? Ante esta pregunta, muchos pensamos que intentaría
hablar en inglés, pero que de no ser posible, lo intentaría en
español. La verdad es que no siempre se está preparado para
trabajar con otras lenguas, incluso con una como el inglés.
Quizás
una de las posibles respuestas se halle en el análisis de las
metodologías empleadas. Descartando el uso de un método tradicional
basado en la gramática-traducción con poco enfoque comunicativo,
también debemos destacar el rol de los libros de textos. A pesar de
las nuevas prácticas docentes innovadoras y el desdén por el uso
del libro de texto, este puede convertirse en una herramienta útil.
El problema no radica, pues, en su uso, sino en el formato y
estructura del mismo. Uno de los aspectos clave de un idioma como la
fonética, a menudo quedan relegados al olvido en estos manuales.
No podemos olvidar que vivimos en un mundo cada vez más plurilingüe,
con nuevas realidades sociales y culturales, y que debemos adaptarnos
a estos tiempos con metodologías que además de ser innovadoras,
abarquen todos los aspectos de la lengua.
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