domingo, 24 de febrero de 2019
viernes, 22 de febrero de 2019
Las competencias clave y la enseñanza de la gramática y el vocabulario
En lo que
respecta a la segunda parte de esta parte de la materia (sesión 3), trataremos
dos aspectos relativos a la docencia de las lenguas extranjeras. El primero son
las competencias clave, un concepto con el que debemos estar familiarizados, en
especial con miras a las oposiciones, ya que estas deben estar presentes en
nuestra programación didáctica. El segundo aspecto tiene que ver con la
enseñanza del vocabulario y la gramática, el enfoque empleado y la corrección
de errores.
Comenzamos, pues,
con las competencias clave. El Decreto 86/2015 que establece el currículo de la
enseñanza secundaria obligatoria y del bachillerato en la Comunidad Autónoma de
Galicia hace mención a siete competencias clave: competencia lingüística (CCL),
competencia digital (CD), competencia matemática y
competencias básicas en ciencia y tecnología (CMCCT), aprender a aprender
(CAA), competencias sociales y cívicas (CSC), sentido de iniciativa y espíritu
emprendedor (CSIEE), y conciencia y expresiones culturales (CCEC). Esta
clasificación se remonta a la Recomendación 2006/962/EC, de 18 de diciembre de
2006, del Parlamento Europeo y del Consejo, sobre las competencias clave para
el aprendizaje permanente, el cual consideraba la lengua materna y las lenguas
extranjeras como dos competencias separadas, sumando así un total de ocho. En
lo que concierne a nuestra profesión, la competencia lingüística viene
implícita en la enseñanza de las lenguas extranjeras. Con respecto a las demás,
la CMCCT y la CSIEE no son estrictamente obligatorias, si bien podemos y sería
recomendable incluirlas en nuestra programación. Podemos trabajarlas desde
nuestra asignatura a través de actividades en las que se deba pesar, medir o
hacer cálculos simples y rutinarios en el caso de la CMCCT y a través de la
creación de proyectos o trabajos desarrollados por el alumnado y que tengan una
aplicación real en el caso de la CSIEE. Después de todo, estas competencias no
son entes en compartimentos estancos, sino que, como bien decía la Recomendación
del Parlamento Europeo, se trata de competencias para un aprendizaje
permanente, que sirva para formar a futuros ciudadanos. Cabe destacar que en
Escuelas Oficiales de Idiomas, no se habla de competencias clave per se. No
obstante, estas están implícitas en las habilidades o destrezas que el alumnado
debe llevar a cabo (saber hacer, saber ser…).
En una actividad en pequeños grupos llevada a cabo en
clase, mis compañeras Cayetana Álvarez, Ana Proupin y yo pensamos en posibles
tareas que realizar para incluir, por ejemplo, la competencia social y cívica.
Algunas de las ideas tuvieron que ver con la elección del delegado de clase, la
creación de una campaña, una propuesta en change.org o una gymkana de reciclaje
para concienciar sobre el botellón. Tanto estas actividades como las propuestas
por otros compañeros para el resto de las competencias clave dejaron claro que
las competencias pueden ser incluidas a través de diversas actividades, en
especial en la enseñanza de las lenguas extranjeras.
Fuente:http://educalab.es/-/consulta-europea-para-la-revision-de-las-competencias-clave |
En lo que a los propios contenidos de lenguas extranjeras
se refiere, existen dos grandes grupos que cementan el conocimiento de la
lengua: la gramática y el vocabulario. Hasta ahora y a lo largo de las sesiones
de la asignatura, hemos visto que el enfoque tradicional de
gramática-traducción es el que ha primado en nuestra propia enseñanza, donde la
fonética y la comunicación eran secundarios o incluso inexistentes. A raíz de
ello y de la nueva tendencia hacia un enfoque más comunicativo donde la
gramática no sea el foco principal, parece que la gramática y el vocabulario se
han dejado más de lado. No obstante, considero que para conseguir un buen nivel
de fluidez es necesario adquirir vocabulario y que la enseñanza de la gramática
es fundamental para asentar y fijar los conocimientos, sin que por ello se vea
afectada la comunicación. Es decir, el ideal estaría situado en el medio entre
la fluidez y la gramática, ya que no podemos olvidar que los estudiantes de
lenguas extranjeras no cuentan con los mecanismos para aprender las lenguas
extranjeras de manera inconsciente como su L1. El problema, sin embargo, radica
en el uso excesivo de una metodología sobre otra. Si otorgamos toda la
importancia a la comunicación pero dejamos de lado aspectos más formales, caemos
en la problemática de repetir una vez los mismos errores que con la metodología
tradicional. De hecho, existen situaciones en las que algunos estudiantes
necesiten de indicaciones expresas de gramática para poder proseguir con el
aprendizaje de la lengua. Esto nos lleva a la conclusión de que debemos ser
eclécticos, para poder adaptarnos a la diversidad que existirá en nuestras
aulas. Asimismo, las actividades que diseñemos, deberán seguir un orden de
complejidad y de guía para que el alumnado no se halle en el problema de tener
que llevar a cabo tareas fuera de contexto, un error que con frecuencia se
observa en la metodología tradicional. Como orden lógico, las actividades
deberían ir de más guiadas a menos, hasta acabar con una producción más libre por
parte del alumnado.
Como ejemplificación de este modelo, mi compañera Cayetana
Álvarez y yo diseñamos un conjunto de actividades para enseñar un contenido
gramatical, en nuestro caso “can/can’t”, y otros de vocabulario relativo a los
estados de ánimo.
En cuanto a los contenidos gramaticales, la secuencia
sería:
1.
Actividad de calentamiento en la cual el alumnado describe lo que los
compañeros pueden hacer mediante charades.
2.
Ejercicio controlado de respuesta física total (TPR). Se usarán unas tarjetas
con acciones (play the guitar, cook...) y el alumnado tendría que correr hacia
la derecha si puede (can) hacer la acción o a la izquierda si no puede (can’t).
3.
Ejercicio semi-controlado. De manera oral, practicar estructuras como “I can’t swim but I can sing.
And you?”.
4.
Elaboración de un poema escrito sobre lo que son capaces de hacer y lo que no.
En cuanto a las actividades de vocabulario, la secuencia
sería:
1.
Actividad de calentamiento con una aplicación móvil que permitiese unir el
vocabulario “happy”, “sad”, etc., con emojis que representen esas emociones.
2.
Ejercicio controlado donde en parejas un estudiante tenga una tarjeta con el
estado de ánimo pegado a la frente y su compañero deba describirlo mediante
gestos, de manera que la persona con la tarjeta en la frente pueda adivinarlo.
3.
Ejercicio semi-controlado
en grupos de cuatro. Cada alumno tendrá que decir “You feel like this when…
(por ejemplo, You feel like this when you eat ice-cream) y que los demás
miembros del grupo tendrán que adivinar el estado de ánimo.
4.
Ejercicio libre: realización de un calendario a 15 días del estado de ánimo
personal y las razones por las que se sintieron así. De esta manera, podremos
contar con más datos sobre el alumnado, en especial si también somos tutores
del grupo.
Como hemos podido observar,
las competencias clave están presentes a lo largo de todo el proceso de
enseñanza-aprendizaje en diferentes campos. Las lenguas extranjeras permiten
desarrollar estas competencias de diversas maneras. Asimismo, no debemos
olvidar mantener una metodología ecléctica, donde la gramática y el vocabulario
también estén presentes y se expliquen de manera precisa para todo aquel
alumnado que necesite este tipo de método. No obstante, estos contenidos y
actividades deben llevar un orden lógico y ofrecer información en contexto para
que el proceso resulte significativo.
La multiculturalidad en la didáctica de lenguas extranjeras
La siguiente parte de la
asignatura de Didáctica se ha dividido en tres sesiones. En las dos primeras,
de las que pasaré a hablar a continuación, hemos tratado temas como las
tutorías, las competencias para la vida, las medidas de atención a la
diversidad y los tipos de actividades que resultan más provechosos para estos
estudiantes, así como los auxiliares de conversación y el programa AICLE, todos
ellos aspectos a los que deberemos enfrentarnos en nuestra futura labor
docente.
Comenzamos, pues, con las
tutorías. Una vez en el cargo, y sin importar la asignatura que enseñemos,
tendremos que dedicar parte de nuestras horas a esta función. Seremos los
enlaces entre el Departamento de Orientación y el grupo clase, los encargados
de organizar el proceso de evaluación de los alumnos que componen el grupo,
comunicarnos con los padres y asesorar al alumnado sobre sus opciones
académicas y profesionales, entre otras cosas. Las sesiones de tutoría, por
motivos obvios, se desarrollan en gallego o castellano, ya que prima el
entendimiento de los contenidos a tratar. No obstante, eso no descarta el
fomento de las lenguas extranjeras desde nuestras sesiones de tutoría. Como
ejemplificación del tipo de actividades que podemos llevar a cabo, cada uno de
nosotros trabajó mayoritariamente en parejas en el diseño de un repertorio de
actividades. En mi caso, mi compañera Cayetana Álvarez y yo llevamos a cabo una
serie de tareas para 4º de la ESO, con la seguridad vial como tema transversal.
De hecho, el punto 4 del artículo 4 del Decreto 86/2015 por el que se establece
el currículo de la enseñanza secundaria obligatoria y bachillerato en la
Comunidad Autónoma de Galicia, estipula que “No ámbito da educación e a
seguridade viaria, promoveranse accións para a mellora da convivencia e a
prevención dos accidentes de tráfico”. Con esta idea central en mente,
diseñamos tres actividades enmarcadas en el 5 de octubre, Día Internacional de
la Educación Vial. Los objetivos son los de
concienciar sobre los riesgos y obligaciones como usuarios de las vías y
reflejar la existencia de otras convenciones viales al respecto, especialmente,
en países como Inglaterra o Sudáfrica donde, por ejemplo, se conduce por el
lado opuesto al que los alumnos estén acostumbrados.
En primer
lugar, se visionaría un vídeo introductorio sobre diferentes convenciones
viales en otros países. En segundo lugar, tendría lugar una pequeña
introducción a las señales y su comparación mediante un debate de clase, entre
los dos grandes grupos de convenciones (por ejemplo, conducir por la derecha o
la izquierda). Por último, la actividad final consistiría en recorrer un
circuito vial montado en el gimnasio del centro. Se dividiría al grupo de
manera que unos fueran conductores y otros policías. Ambos contarían con una
lista de normas e infracciones según lo visto anteriormente en el aula. Los
conductores pasarían por diferentes estaciones del circuito y los policías
serían los encargados de poner multas a los infractores. Los conductores tienen
que seguir este circuito (a pie, como si imitaran conducir un vehículo) para
llegar a destino con la menor cantidad de faltas posible. Para la realización
de esta actividad se debería contar con recursos como el gimnasio, el profesor
de gimnasia, vídeos y señales viales. De esta manera, se trata un tema
transversal y de interés, fomentando asimismo el reconocimiento de otras
culturas y países con lenguas diferentes.
Fuente: https://www.2oceansvibe.com/2017/07/24/the-real-reason-south-africans-call-traffic-lights-robots/ |
Este tipo de actividades se
desarrollan también dentro del marco de las habilidades para la vida. En el
ejemplo previo se enmarcarían algunas como el autoconocimiento, la toma de
decisiones, la solución de problemas o el pensamiento crítico entre otras. Las
sesiones de tutoría ofrecen un momento oportuno para trabajar con todas las
habilidades para la vida, incluyendo la empatía, la comunicación asertiva o el
manejo de emociones, tensiones y estrés. De hecho, según la OMS son recursos
para la prevención de enfermedades mentales en adolescentes tales como la
depresión o la ansiedad.
Mediante este tipo de actividades
estaremos, asimismo, prestando atención a la diversidad. En nuestras aulas
podríamos encontrarnos con alumnado con diversidad funcional o extranjero, por
lo que las sesiones de tutoría presentan una buena oportunidad para fomentar la
cohesión e inclusión en el grupo clase. También nos encontraremos con alumnado
que necesite adaptaciones curriculares individualizadas y con grupos de PMAR (Programa de Mejora del Aprendizaje y Rendimiento), con quienes tendremos
que utilizar recursos específicos y enfocados a la manera en la que procesan la
información y aprenden. Por ejemplo y según visto en clase, en la enseñanza de
lenguas extranjeras, se hace uso de colores y otros elementos visuales,
contenidos simplificados o instrucciones en español, ya que en muchas ocasiones
la dificultad del ejercicio radica en sus directrices en la lengua extranjera.
Otro
recurso que podemos emplear, en este caso humano, son los auxiliares de
conversación. Si bien originalmente destinados a las secciones bilingües, los
auxiliares pueden sernos útiles, ya que por un lado el alumnado estará expuesto
al uso nativo de la lengua, y por otro, porque servirá de fuente de motivación.
En clase, y otra vez en colaboración con mi compañera Cayetana Álvarez, diseñamos
la celebración de un Halloween en el centro. El rol del auxiliar sería el de
enseñar las tradiciones y la cultura y cómo se celebra esta festividad en su
país de origen. Una vez realizada la introducción al tema central,
realizaríamos un Trick or Treat, donde los alumnos llamarían a las
puertas de otras aulas para pedir dulces, de manera similar a como lo harían
los niños en otros países como Estados Unidos. Asimismo, la realización de esta
actividad dentro del centro facilitaría la organización docente y evitaría la
problemática de salir del centro, bien por los permisos de los tutores legales
del alumnado, bien por la falta de práctica del inglés con personas españolas
que desconozcan dicha lengua extranjera.
La
presencia de auxiliares resulta, pues, un factor motivador para el alumnado
adolescente, que además tendrá la oportunidad de aprender sobre elementos
propios de otras culturas y realidades sociales.En consonancia con esta
dinámica, también nos encontramos con el programa AICLE. En este caso, el alumnado
no está centrado en aprender contenidos de corte gramatical o vocabulario
concreto para adquirir un nivel de lengua específico, sino que se trata de
aprender contenidos de otras materias como matemáticas, ciencias, etc., a
través de una lengua extranjera donde prime la comunicación. En el siguiente
vídeo visionado en clase, podremos ver con mayor claridad cómo funciona este
programa.
Con esto
en mente, nuevamente mi compañera Cayetana Álvarez y yo pasamos a la
elaboración de unas actividades, atendiendo a las 5 C (contenido, comunicación,
comunidad, cognición y competencia) descritas en el siguiente documento. En
nuestro caso, diseñamos actividades para la materia de Música en 3º ESO. El
objetivo de estas actividades incluye además la aceptación de otras formas de
hacer música aparte de con instrumentos, como por ejemplo mediante el uso del
propio cuerpo. De esta manera, el alumnado vería Contenidos sobre las
proporciones del cuerpo. En cuanto a la Comunicación, se emplearían los
imperativos (clap at a
quarter speed), los comparativos (This rhythm is faster than…)
y en la Comunidad, se trataría de crear una pieza musical
original para expresarse, conocer el cuerpo propio (salud) y practicar las
matemáticas, elevar su autoestima y, como hemos mencionado antes, saber que no
hace falta un instrumento para poder hacer música. En cuanto a la Cognición, el alumnado tendrá que
recordar las partes del cuerpo, entender las notas, aplicar los conocimientos
previos de música para utilizarlos luego, analizar que se puede crear música
sin instrumentos, elevar la autoestima y evaluar como van a crear la pieza
musical, que sería la tarea final. Esta Competencia (crear una pieza original)
se haría en pequeños grupos, contando con los propios recursos humanos y el
aula de música.
Como
hemos visto, en nuestra profesión docente no solo nos dedicaremos a enseñar
lenguas extranjeras, sino que también llevaremos a cabo otras tareas y
tendremos la oportunidad de crear ambientes de clase donde el aprendizaje sea
significativo y esté contextualizado, y donde tendremos que recurrir a varios
recursos además de nuestra propia creatividad para llevarlas a cabo.
lunes, 18 de febrero de 2019
Lenguas iniciales, segundas, extranjeras...
En
lo que respecta a esta parte de la materia, debemos destacar algunos
de los aspectos tratados en clase. Cabe señalar, en especial, la
diferenciación entre los diferentes tipos de lenguas, como la lengua
inicial, la segunda o la extranjera, así como conceptos relativos a
su adquisición.
Comenzamos,
pues, con la diferente clasificación de las lenguas. En primer
lugar, todos entendemos a lo que “lengua materna” se refiere. Es
aquella que aprendemos desde niños, de manera inconsciente y que
condiciona, en cierta medida, la manera en la que percibimos la
realidad. Para empezar, contamos con un grupo de elementos léxicos
que denominan objetos, gastronomía o realidades solamente presentes
en la sociedad o cultura de una lengua, como podría ser el caso del
“sushi”. Estos elementos representan realidad concretas y
moldean, así, nuestra percepción de la realidad. Por lo tanto, cada
vez que aprendemos una nueva lengua, aprendemos por consiguiente una
nueva visión del mundo. Estas nuevas lenguas pueden ser lenguas
segundas o lenguas extranjeras. Es importante hacer esta distinción,
ya que una lengua extranjera es aquella que se enseña en un
determinado entorno como es el de clase. Si tratamos con lenguas
adquiridas sin un entorno de enseñanza a través, por ejemplo, de
series, libros, etc., hablamos de una segunda lengua. Y es en este
momento en el que debemos reflexionar, entonces, acerca del nombre
que se le otorga a esa lengua que aprendemos de manera inconsciente y
que denominados normalmente como “lengua materna”. Por un lado,
si entendemos que hay segundas lenguas, sería más acertado entender
que existen “lenguas iniciales”. Por otro lado, hablar de lenguas
enseñadas por nuestras madres, puede plantear un problema ya que la
diversidad actual de entornos familiares no se refleja en esta
descripción. Por ejemplo, en el caso de contar con dos padres, no
existiría una “lengua materna” per se. Si contamos con dos
madres, ¿a cuál denominaríamos lengua materna?
Además,
esta denominación también puede presentar una problemática desde
el punto de vista sociolingüístico. En el caso de contar con dos
progenitores cuyas lenguas iniciales son diferentes, ¿a cuál
denominados la lengua inicial? ¿Tendría una más peso que la otra?
¿Serían ambas lenguas iniciales? La realidad es que una gran parte
de la población mundial convive al menos con dos lenguas, que pueden
tener la categoría de oficial o ser lenguas extranjeras o segundas
y, a nivel personal, cada individuo puede ser bilingüe o tener una
alta competencia en dos o tres lenguas, etc. De hecho, resulta
difícil medir hasta que punto podemos considerar que sabemos una
lengua, ya que en realidad nos movemos en un espectro entre la
maestría de una lengua y el reconocimiento de un idioma por su
fonética, palabras, etc. Y en este espectro también deberíamos
tener en cuenta las variantes regionales, tal y como pudimos
comprobar en clase.
A
este efecto, llevamos a cabo una actividad mediante la técnica de
Diagramas de Venn, que resultaron ser útiles para señalar de manera
visual, las características que poseían las lenguas iniciales (L1)
y las lenguas segundas o extranjeras (L2), así como las
características que tenían en común. El aspecto más reseñable
resulta, sin lugar a dudas, el método por el cual se han asimilado
las lenguas. Mientras que la L1 se adquiere de manera innata en un
entorno libre, la L2 lo hace de manera controlada, en un tiempo y
espacio dedicado a su aprendizaje. Por lo demás, ambas comparten
diversos aspectos en común como la preponderancia de la oralidad, la
construcción de mensajes con sentido y destinatario, etc.
Algunos
autores como Krashen han señalado la
posibilidad de enseñar las lenguas extranjeras de manera muy similar
a las lenguas iniciales, ya que la adquisición de ambas no es muy
diferente salvo por algunos factores. Por ello, mediante lo que tanto
él como Tracy Terrell proponen en su Natural Approach es un
estilo de aprendizaje basado en un entorno más natural, en la
emulación de situaciones parecidas a las que se vivirían en la L1.
Este enfoque es significativo ya que la tendencia actual es hacia un
aprendizaje para la vida, donde los proyectos CLIL buscan entrecruzar
la enseñanza de contenidos a través de otras lenguas y donde
también se fomenta el aprendizaje de lenguas incluyendo elementos
transversales.
Un
aspecto reseñable relacionado con el aprendizaje de las L2 es el
concepto de interlengua, "el sistema lingüístico del estudiante de una segunda lengua o lengua extranjera en cada uno de los estadios sucesivos de adquisición por los que pasa en su proceso de aprendizaje". Se trata de una
fase en la que los estudiantes cometen “errores” mientras
interiorizan las estructuras de la L2 en su esquema mental. También
se ve fuertemente influenciado por la L1, lo que plantea la pregunta:
¿La influencia de la L1 es una problemática o una ayuda? Por un
lado, la lengua inicial puede servir de modelo comparativo y en el
caso de lenguas de origen común o estructuras semejantes como es el
caso del español, el portugués, el italiano o el francés, estas
semejanzas pueden sernos de ayuda en la comprensión del
funcionamiento de la lengua o del léxico. No obstante, estas
semejanzas también pueden generar confusión y llevar a errores. Uno
de los ejemplos más simbólicos de este proceso se ve en los “falsos
amigos” embarrassed (avergonzado)-embarazada (pregnant) entre el
inglés y el español. En este debate también entra en juego la
concepción de que existen idiomas más fáciles y más difíciles.
No obstante, una vez más podríamos decir que esta facilidad o
complejidad depende de la relación de la L2 con la L1 de cada
individuo. En algunas áreas de la lengua podríamos tener más
facilidad que en otras y esto cambiaría con cada L2 que
aprendiéramos. Por ejemplo, si nuestra lengua inicial es el español,
el italiano nos puede ser más fácil de comprender que el alemán,
puesto que estableceremos relaciones de sentido entre ambas lenguas.
No obstante, el sistema verbal del inglés nos podría ser más
simple de aprender que el del francés, donde nos hace falta saber la
forma exacta para cada persona y tiempo, mientras que en inglés
eliminaríamos el factor forma excepto por la tercera persona del
singular. Podemos argumentar que no hay, pues, lenguas más fáciles
o más difíciles.
La
presencia de diferentes lenguas está muy presente en el entorno
laboral, donde coexisten lenguas de trabajo, lenguas vehiculares,
etc., donde debemos adaptarnos a las circunstancias en las que nos
hallemos. Mediante una actividad de Placemat, debatimos en clase
algunas preguntas como la siguiente: Pedro é da Coruña e traballa
no Zara de Marineda City. Aprendeu a falar en castelán. Que lingua
falará cun cliente que lle fale en galego? E cun cliente que lle
fale inglés? Ante esta pregunta, muchos pensamos que intentaría
hablar en inglés, pero que de no ser posible, lo intentaría en
español. La verdad es que no siempre se está preparado para
trabajar con otras lenguas, incluso con una como el inglés.
Quizás
una de las posibles respuestas se halle en el análisis de las
metodologías empleadas. Descartando el uso de un método tradicional
basado en la gramática-traducción con poco enfoque comunicativo,
también debemos destacar el rol de los libros de textos. A pesar de
las nuevas prácticas docentes innovadoras y el desdén por el uso
del libro de texto, este puede convertirse en una herramienta útil.
El problema no radica, pues, en su uso, sino en el formato y
estructura del mismo. Uno de los aspectos clave de un idioma como la
fonética, a menudo quedan relegados al olvido en estos manuales.
No podemos olvidar que vivimos en un mundo cada vez más plurilingüe,
con nuevas realidades sociales y culturales, y que debemos adaptarnos
a estos tiempos con metodologías que además de ser innovadoras,
abarquen todos los aspectos de la lengua.
domingo, 3 de febrero de 2019
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